La fotografía es verdadera; la tomó el fotógrafo argentino Enrique Cangas en el Luna Park de Buenos Aires el 29 de junio de 2006, durante un ecnuentro interreligioso en el que participó el entonces arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Jorge Mario Bergoglio. El chico de la foto, en cambio, no es Juan Francisco Taborda, de 22 años y originario de San Fernando (en la provincia de Buenos Aires), como había indicado a Terre d’America. Su historia, que fue retomada por diferentes medios de comunicación, no es verdadera.
La que reveló el engaño fue Juliana Elena Torres, del CRECES (iniciativa de católicos y evangélicos para la unidad de la Iglesia) que promueve el encuentro interreligioso durante el que fue tomada la fotografía. Era el tercer encuentro de un ciclo que comenzó en 2004 en la Universidad católica de Buenos Aires. «Lo predicó el pastor pentecostal Giovanni Traettino de la Iglesia de la Reconciliación de Caserta», recuerda Julia Elena Torres. Como enviado de los católicos participó «Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia; Bergoglio participó por primera vez en el encuentro». Julia Elena Torres también recuerda que el periódico argentino “La Nación”, al día siguiente del encuentro, publicó una foto del cardenal arrodillado en compañía de pastores evangélicos que rezaban con él. «Provocó una cierta sensación, sobre todo entre los grupos fundamentalistas católicos, que publicaron en la red comentarios del tipo: “El cardenal apóstata”».
Hasta aquí lo que sucedió. Y en este punto entra en juego un segundo protagonista de la fotografía titulada “Ternura”. El verdadero protagonista, es decir Edgardo Brezovec, de 42 años y dueño de un taller mecánico en Berazategui, en el sur de Buenos Aires. Aquel día Bergoglio apoyó su cabeza en su hombro y el fotgógrafo, contratado por los organizadores del evento, Cangas inmortalizó el instante. «Llegó al gallinero, en donde me había sentado con mi esposa Silvana (estaba embarazada de Iván) y mi hija, Nicole; lo sentaron al lado de mí; no sabía quién era», nos cuenta Edgardo. «Después escuché a dos personas, a mis espaldas, que hablaban de él, del cardenal de Buenos Aires». «Intercambiamos un saludo y seguimos el acto religioso, hasta que el pastor Marcos Witt nos invitó a tomar la mano de quien estuviera a nuestro lado y a recitar una oración con él».
La célebre foto (“Ternura”) nació pocos instantes después, antes de que invitaran al cardenal Bergoglio a subir al palco con los demás celebrantes, desde donde, como suele, pidió que rezaran por él.
«Apenas me dio tiempo de escribirle mi número de teléfono en un papelito y se lo pasé», recuerda Edgardo Brezovec. «Dos semanas después me llamó, me preguntó por mi familia, por mi hija que había conocido y me felicitó por el embarazo de mi esposa».
No fue el último contacto con el cardenal: hubo otros telefónicos y epistolares.
Edgardo Brezovec sabe que Juan Francisco Taborda se apoderó de su identidad mintiendo sobre la foto. Pero no tiene ningún resentimiento en su contra. Sabe que a muchos les gustaría haber estado en su sitio, recibir ese gesto de ternura.
El que se siente engañado, en cambio, es Enrique Cangas, el autor de la foto. «Tomó contacto conmigo después de que una amiga suya le dijo que lo había reconocido en un programa televisivo. Nos habíamos encontrado, habíamos hablado, me contó una historia creíble, a veces dolorosa… no tenía ningún motivo para pensar que no fuera él el chico al que le había tomado la fotografía».
Y por qué hizo lo que hizo… «Tal vez pensaba que al darse a conocer, la notoriedad y la gente podrían ayudarle a resolver sus problemas», piensa Julia Elena Torres, que, además, indica que no sabe si recibió dinero u otras cosas.
Hemos intentado ponernos en contacto con Enrique Taborda; lo hemos llamado al celular y le hemos dejado diferentes mensajes en su página de Facebook. Pero no ha respondido.