No hace siquiera dos meses, en Santa Marta, en un salón austero, mientras yo me reponía del shock del encuentro con el amigo, él me tomaba bel pelo bromeando sobre estas repetidas crónicas sobre sus neologismos:
- ¿Quién podía decirme, hace cincuenta años, que el más revoltoso de mis alumnos iba a escribir en “L’Osservatore Romano”? De haberlo sabido, en una de esas, no te mandaba a rendir examen…
Él será el Papa pero me habría mirado extrañado si no le replicara, así que le dije:
- ¿Quién podía decirme, hace cincuenta años, que iba a ser recibido por un Papa “Neologista”, que reinventa el latín, el español, el italiano…
Lo bueno del encuentro es reírse juntos. Yo sabía que el tiempo, aunque fuera una hora, sería corto y posiblemente no alcanzaría ni para la décima parte de lo que pretendía preguntarle, pero no estaba dispuesto a irme sin cosechar algunos “bergoglismos” para agregar a esta serie escrita para el blog Terre d’America y publicada en el periódico vaticano “L’Osservatore Romano”.
Hay uno, posiblemente el más querido para él, “misericordiando”, que escapa al lunfardo porteño porque es de su autoría y no sólo tiene que ver con la misericordia, que en él más que una palabra es un sentimiento, y también está en relación a su lema: “miserando atque eligendo”.
Yo había guardado dos párrafos de él en relación al tema: “El mensaje de Jesús es ese: la misericordia. Para mi, y lo digo humildemente, es el mensaje más fuerte del Señor: la miericordia”, algo que había dicho pocos días después de su elección en la parroquia de Sant’Anna.
Una explicación sobre misericordiando ya la había dado al P. Antonio Spadaro S.I., director de “La Civiltà Cattolica” en el extenso reportaje que publicara unos días antes, pero uno siempre intenta encontrar algo más y a veces es útil seguir haciendo preguntas…
- ¿Por qué misericordiando? La gente no lo entiende mucho, pero le gusta.
- El gerundio latino miserando es intraducible en italiano y en español. A mí se me ocurrió traducirlo con otro gerundio que no existe: Misericordiando.
- Un buen invento. Mejor dicho, un neologismo papal. También porque en italiano y español el “miserando” suena más a miseria que a misericordia… que nada tienen que ver, que son opuestas.
- Puede ser.
- Además vos siempre anduviste enredado con la misericordia.
- Soy un pecador en el que el Señor ha puesto los ojos.- Me contestó con gran humildad, así como hiciera frente a los Cardenales.
- “Miserando atque eligendo”. Algo así me explicaste de tu lema cuando te hicieron Cardenal. Elegido por misericordia…
- Eso mismo. Lo creo, lo vivo.
Vuelvo a recordar mis notas y un párrafo de su discurso del 17 de abril. “Dejémonos abrazar por la misericordia de Dios, confiemos en su paciencia que siempre nos da tiempo, tengamos el coraje de regresar a su casa, de vivir en las heridas de su amor , dejándonos amar por El, de encontrar su misericordia en los sacramentos. Sentiremos así su ternura, tan bella, sentiremos su abrazo y seremos nosotros también capaces de misericordia, de paciencia, de perdón”.
Se ha hecho un silencio entre nosotros. Lo miro serio y le pregunto como si lo hiciera sobre un tema complejo:
- ¿Cuánto tiempo crees que pasará antes de que “misericordiando” sea incorporada a las palabras cruzadas? Catorce horizontal, neologismo papal, quince letras…
Se pone a reír. Nos reímos los dos.
- Ese Dios católico que nos “primerea” siempre.
- “No balconeen la vida, métanse en ella, como hizo Jesús” Gesù
- Una civilización que está “falseada” tiene urgente necesidad de la esperanza cristiana
- “Hagan lío”, porque la Buena Noticia no es silenciosa…
- Esa anulación que elimina al Otro. No se dejen ningunear
- El Pescador quel lama a “pescar” una mirada nueva hacia la sociedad y la Iglesia
- Qué pena una juventud empachada y triste!
– © TERRE D’AMERICA