FIDEL, RAUL Y EL CARDENAL. El día del cumpleaños número 87 de Castro, la Iglesia cubana traza un balance sobre cinco años de las reformas en la isla

Raúl Castro y el cardenal Jaime Ortega el día de la inauguración del Centro Cultural Felix varela
Raúl Castro y el cardenal Jaime Ortega el día de la inauguración del Centro Cultural Felix varela

El cumpleaños número 87 de Fidel Castro transcurrió como habían planeado, en un festivo y un tanto mecánico homenaje a un padre ilustre, un emérito que vive a la sombra de su sucesor sin demasiados clamores y que se está dirigiendo hacia el altar de la memoria. Las analogías en otros ámbitos surgen solas. Entre los nuevos libros dedicados a las gestas del pasado, conciertos, maratones deportivos y odas oratorias radiotelevisivas, la revista católica “Espacio Laical” celebró la fecha a su manera, con un texto sobre un aniversario diferente, los cinco años del gobierno del hermano Raúl Castro y un editorial que es mucho más que tres columnas de palabras. “Espacio Laical”, hay que recordar, no es un periódico común y lo que dice no nace y acaba solo en sus páginas. Claro, no es un órgano oficial del episcopado de la isla, pero expresa su sentimiento principal. Sobre todo, refleja con bastante tino las líneas de acción del cardenal de La Habana Jaime Ortega y Alamino, elector de Papa Francisco en el último Cónclave y recientemente enviado especial del Pontífice para las celebraciones del Congreso Eucarístico en El Salvador, púlpito desde el que expresó su deseo de que la canonización de mons. Óscar Arnulfo Romero se lleve a cabo dentro de poco.

El texto publicado por “Espacio Laical” se titula “Quo vadis Cuba?”, y traza un balance sobre los últimos cinco años. En él se citan las esperanzas que las aperturas de Raúl han generado dentro y fuera de Cuba. “Aún quedan muchas incertidumbres sobre el futuro de la reforma pero parece quedar clara una tendencia de graduales pero continuas trasformaciones que están moviendo el sistema hacia lugares desconocidos para la mayoría de los cubanos nacidos después del triunfo de la revolución”. Un juicio positivo, pues, que subraya en las líneas siguientes el peso de las empresas privadas en el conjunto de la economía, la ampliación de las áreas cooperativas que han dejado de pertenecer al control estatal, el aumento del empleo generado fuera del estado, además de algunos procesos de “desburocratización” en cuanto a la salubridad y los servicios en general. “Aunque todo pronóstico respecto a Cuba debe hacerse con cautela, todo sugiere que, en esta ocasión, parece existir una voluntad firme de reforma, al menos en el sector de las autoridades cubanas que rodean a Raúl Castro”, escribe la revista con optimismo ante el futuro: “No parece, por tanto, que el proceso pueda revertirse, aun cuando pueda dar lugar algunas correcciones en su senda […] y el silencio confirmatorio de Fidel Castro constituye una fuente adicional de legitimidad”. En cuanto a Raúl Castro, “carece del carisma de su hermano Fidel, por lo que es consciente de que su liderazgo necesariamente tiene que asentarse sobre otras bases, adoptando una visión más pragmática y un estilo de trabajo menos personalista, más proclive a la formación de equipos y a la creación de normas”.

El editorial del mismo número de la revista “Espacio Laical” lleva un título programático: “Cuba soñada – Cuba posible – Cuba futura: propuestas para nuestro porvenir inmediato”. Son pocas páginas, tres, con XXIII puntos. Un paquete de propuestas para reformar el eje institucional de Cuba que van desde la separación de los poderes hasta el reconocimiento de las libertades fundamentales, pasando por el respeto de las diferentes identidades religiosas presentes en el país y por su auto-organización en comunidades con personalidad jurídica propia. La novedad no radica solo en lo que el editorial afirma, sino en el autor del mismo. Se trata de un grupo de intelectuales, profesionistas, profesores universitarios que se siguen definiendo algunos marxistas, otros republicanos, anarquistas o católicos. Se reúnen desde hace algunos años a la sombra del “Laboratorio Casa Cuba”, uno de los espacios de diálogo sobre la democracia que surgió y creció bajo la tutela del cardenal Ortega.

“Cuba soñada – Cuba posible – Cuba futura” es un documento exquisitamente político y sus redactores no lo ocultan. Un documento que circula, se granjea seguidores… y que no ha visto ningún obstáculo gubernamental.

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