En la Jornada mundial de la juventud en Brasil Papa Francisco ha usado varias expresiones insólitas, que son parte del lenguaje popular, palabras que usa la gente común. A los oídos de un argentino tienen una resonancia inmediata para los demás no. Pienso en aquellos que tienen que traducirlo en los textos oficiales y constanto que presentan no pocas dificultades. No porque sean palabras difíciles o difíciles de encontrar en un diccionario sino porque, al contrario es raro encontrarlas en los diccionarios. Sin embargo quien las escucha las siente familiares, forman parte del acerbo de un pueblo y son indipensables para expresar ciertas cosas. Como Natalia Ginzburg podemos decir que el lenguaje formal no logra expresar con tanta claridad ciertos conceptos, los diluye. Entonces es necesario crear síntesis lexicales nuevas.
La originalidad lingüística del Papa no consiste solamente en el uso de expresiones como las que ya hemos analizado, tipo “hagan lío”, o “se pasó de rosca” y otras similares, sino en la profundidad del mensaje que encierran. Y esto asombra a todo el mundo, aún a los mismos argentinos que son, por asi decirlo, los dueños del copyright.
No hay duda que frente a los jóvenes Francisco da lo mejor de si. La JMJ ha sido una mina de oro de palabras y expresiones “nuevas” o “renovadas”. Se podría casi redactar un pequeño diccionario. Desde el ya mundialmente conocido “primerear” al “no balconear la vida” o el “ningunear”.
En uno de los pasos mas intensos Papa Bergoglio ha exclamado: “es muy triste ver una juventud empachada pero débil”. La traducción de “empachado” tuvo que ser puesta entre comillas y traducida con términos que describen algo parecido a la indigestión, “llenos” se tradujo en italiano.
Pero lo que en realidad cuenta no es tanto la descripción del malestar físico sino la actitud hacia la comida: consumir mas de lo necesario, el pecado de gula.
El párrafo completo dice: “Hoy nos hará bien a todos que nos preguntemos sinceramente, que cada uno piense en su corazón: ¿En quién ponemos nuestra fe? ¿En nosotros mismos, en las cosas o en Jesús? Todos tenemos muchas veces la tentación de ponernos en el centro, de creernos el eje del universo, de creer que nosotros solos costruímos nuestra vida, o pensar que el tener, el dinero, el poder es lo que da la felicidad. Pero todos sabemos que no es así. El tener, el dinero, el poder pueden ofrecer un momento de embriaguez, la ilusión de ser felices, pero, al final, nos dominan y nos llevan a querer tener cada vez más, a no estar nunca satisfechos. Y terminamos empachados pero no alimentados, y es muy triste ver una juventud empachada pero débil. La juventud tiene que ser fuerte, alimentarse de su fe y no empacharse de otras cosas”.
¿Qué es lo que nos satisface veramente? Todo lo que consumimos (y no se refiere solamente a lo que algunos llaman comida-chatarra, sino al consumismo en sí) engorda pero no refuerza, da pesadez y quita la energia para vivir. Y nos vuelve cada vez más insatisfechos ya que “nada es suficiente para el ánimo humano”. Del mismo modo se describen los síntomas del empachado, del que ha consumido exageradamente más de lo que su cuerpo nesecita: pesado y sin energía.
- Ese Dios católico que nos “primerea” siempre.
- “No balconeen la vida, métanse en ella, como hizo Jesús” Gesù
- Una civilización que está “falseada” tiene urgente necesidad de la esperanza cristiana
- “Hagan lío”, porque la Buena Noticia no es silenciosa…
- Esa anulación que elimina al Otro. No se dejen ningunear
- El Pescador quel lama a “pescar” una mirada nueva hacia la sociedad y la Iglesia
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